La Furia de Santa Rosa: Argentina Se Convulsiona por la Tormenta del Año

La célebre Tormenta de Santa Rosa se desató con una fuerza inusitada este año, impactando de manera brutal en todo el país. Buenos Aires, por ejemplo, amaneció con calles anegadas y barrios inundados en su zona norte, mientras el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) lanzó alertas por lluvias que superaron los 100 milímetros, cifra impresionante que equivale a todo un mes de precipitaciones en apenas 24 horas.

La Ciudad de Buenos Aires no quedó al margen, registrando lluvias persistentes y ráfagas de hasta 70 km/h. Los expertos advierten que lo peor se sentirá la mañana del lunes.

En Mendoza, la situación se tornó dramática: más de 100 personas evacuadas, árboles caídos, viviendas dañadas y granizo de gran tamaño. Defensa Civil está trabajando contrarreloj para asistir a las comunidades afectadas.

El caos vehicular no se hizo esperar. Las precipitaciones, nevadas y bancos de niebla en Mendoza provocaron el corte total de la Ruta Nacional 7. Los pasos fronterizos Cristo Redentor y Pehuenche permanecerán cerrados hasta nuevo aviso.

En otras provincias como Catamarca, San Luis, San Juan, Córdoba y Tucumán, las tormentas causaron daños en infraestructuras y severas pérdidas agrícolas.

¿Qué es la Tormenta de Santa Rosa?

Este fenómeno meteórico es más que una leyenda. Originado alrededor del 30 de agosto por la tradición de Santa Rosa de Lima, marca el final del invierno. Pero según los meteorólogos, se trata de un patrón climático que fusiona aire frío y caliente, desencadenando tormentas intensas.

Ciudades en Riesgo

Este potente temporal deja al descubierto la vulnerabilidad estructural de muchas ciudades argentinas. En el Gran Buenos Aires, barrios enteros quedan aislados ante cada inundación por falta de drenaje y urbanización desordenada. El granizo, por su parte, amenaza constantemente la producción vitivinícola y frutícola de Mendoza y San Juan, vitales para la economía local.

De acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial, el cambio climático intensifica estos fenómenos, generando precipitaciones más concentradas en cortos períodos, multiplicando el riesgo de inundaciones repentinas.

La Tormenta de Santa Rosa es un claro recordatorio de la fuerza de la naturaleza y la fragilidad humana ante este tipo de eventos. La urgencia es clara: Argentina debe adaptar sus ciudades y su economía a esta nueva normalidad climática.